Ciclismo, naturaleza, fotografía.

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lunes, 28 de febrero de 2011

LEGANÉS- EL ESCORIAL 26/2/2011

Con la intención de realizar el mayor número de kms posible me embarque en esta ruta diseñada para ir preparando el soplao. En el parking de polvoranca nos dimos cita nueve compañeros de MTB Leganés capitaneados por Ruteriño, que nos hará de guia durante todo el recorrido.


A los 8,00 de la mañana iniciamos la ruta, primero vamos atravesando el parque polvoranca hasta abandonarlo por el puente que nos eleva por encima de la R-5, así pasamos al termino municipal de Alcorcón, población por la que circularemos durante algunos kms recorriendo sus calles principales. Por fortuna a estas horas de la mañana el tráfico es escaso y no molesta nuestra andadura. Por detrás del centro comercial Tres Aguas cogemos un camino en buenas condiciones que nos conducirá cerca de Boadilla del Monte.





Pronto me doy cuenta que esta ruta no iba a ser ningún paseo. Vamos circulando en todo momento por encima de 25 km/h. De momento el terreno acompaña y voy aguantando a cola de pelotón, esforzando mi motor poco aconstumbrado a este ritmo tan elevado. En seguida alcanzamos la "Ciudad del Santander" y atravesamos la M-50 por otro puente. Un par de kms después alcanzamos la urbanización El Bosque donde unos chalets nos dan sana envidia.





El tramo entre la urbanzación El Bosque y Guadamonte es bastante técnico, en varias ocasiones tenemos que desmontar y recurrir al empuja-bike, que nada me gusta. Se trata de un tramo divertido pero también exigente que discurre entre los montes de Boadilla, con subidas y bajadas cortas pero muy pronunciadas. Buena parte de este trazado va paralelo al río guadarrama, lo que provoca que en ocasiones nos encontremos con barro en nuestro camino, además en ciertos momentos tengamos que vadear algún arroyo.







Antes de llegar a Brunete nos encontramos un terreno más favorable, donde Luisma y Alfonso vuelven a imprimir una cadencia de pedaleo más elevada. Esto provoca que el pelotón vuelva a estirarse. Mi pánico en las bajadas y el temor a una posible caída me hacen ir más lento que el resto de mis compañeros, ellos en cuanto ven un tramo en descenso se olvidan de los frenos. Yo al contrario voy en todo momento controlando la trazada, no tengo ninguna necesidad de jugarmela.






Sobre las 10,30 de la mañana llegamos a Quijorna, el lugar donde tenemos planificado la primera parada para descansar un poco. Según el GPS llevamos 2h 22m en movimiento y ya hemos realizado 41 kms. Aquí se produce el único pinchazo de la jornada, a Troton se le va la rueda trasera. Este descanso me viene fenomenal, como, bebo y mientras me quito el barro de las calas recupero el aliento. No estoy habituado a llevar un ritmo tan alto de velocidad y temo que esto me pueda pasar factura.



Pavement me va explicando el funcionamiento básico del GPS. Por casualidad todos llevamos el mismo, así aprovecho para ponerme un poco al día en este complicado mundo. Una de las características del garmin 705 es que puede transferir datos a otra unidad del mismo modelo, de esta manera Ruteriño me pasó el track de la ruta y me explicó como debo seguirlo. Unos minutos después abandonamos una solitaria plaza franqueada por el ayuntamiento y su iglesia mayor, con dirección Valdemorillo.





A partir de este momento el terreno se vuelve más complicado, tenemos que esquivar numerosos charcos y eludir algunos tramos de fango. Vamos ascendiendo por un camino pedregoso y agrietado, en algunos momentos se hace difícil mantener el equilibrio sobre la bici.  Para cuando me quiero dar cuenta estoy subiendo "el mortirolo" como así es conocido por estos lugares este puerto, el mismo que días atrás había subido en la clásica de Valdemorillo, y que en tantos apuros me había puesto. Con la ayuda del Gps que me va enumerando el grado de pendiente por la que camino y el recuerdo de aquella marcha voy superando las rampas más duras regulando mi esfuerzo sin pasarme de pulsaciones. En estos tramos la bici va como parada, sin pasar de 7 km/h, utilizando el 24x36, el desarrollo más fácil de mover. Sin embargo mi ritmo no es del todo malo y consigo alcanzar primero a Troton y después a Sebas, poco después me encuentro con Gonzalo y Jach, que me están esperando para que les oriente. Me comentan que han perdido de vista al resto de compañeros y no tienen claro por donde sigue la ruta.



Durante cinco kms estuvimos deambulando, perdidos en busca del camino bueno. Mi mala deducción del trak nos hizo despistarnos y mal interpretar la linea del gps. Para otra ocasión me tendré que familiarizar más con las nuevas tecnologías. Finalmente Jach nos sacó del apuro y pronto encontramos la cañada real segoviana que nos llevó directos a Valdemorillo. Cerca del polideportivo  nos estaban esperando el resto de compañeros, un poco hartos de esperar.




Atravesamos las calles de Valdemorillo en busca de alguna fuente o bar que nos proporcionará agua, pero con resultados nevagativos. La salida del pueblo la realizamos por una vía que pronto abandonamos por un camino más transitado por vehículos que la propia carretera. A continuación nos encontramos con el tramo más duro de la jornada, el terreno se vuelve a poner exigente, circulamos por un camino agrietado, lleno de socavones por donde se hace muy difícil circular. Nos encontramos con rampas muy duras con pendiente cercanas al 10%, aun en estas circunstancias intento pilotar lo mejor posible trazando por los surcos menos complicados. Observo como Sebas y Troton se bajan de la bici en busca de terreno más favorable para volver a montar. Esto me da animos y pruebo a bajar algún piñón para tener algo más de velocidad.  Unos kms después el terreno suaviza y todos los componentes de la excursión volvemos agruparnos.



A falta de cuatro kms para llegar a los dominios de Zarzalejo comienzo a notar como el esfuerzo realizado desde el inicio de la ruta me empieza a pasar factura. El calor se hace insoportable, con una sensación térmica de 20º y yo con la equipación de invierno. Tengo el bidón vacío y mi boca seca me pide liquido a cantidades industriales. El único agua que veo es el arroyo por el que tenemos que circular durante un largo km antes de abandonar la vereda del vaquero.




Me encuentro asfixiado, me sobra toda la ropa, mientras me quito el buff observo como poco a poco mis compañeros se van alejando perdiendo contacto visual en algunos momentos. Por estos lares pasan un par de jinetes a los cuales pregunto la distancia hasta El Escorial, pero no me dan buenas noticias, aun queda bastante para llegar. "El hombre del mazo" me estaba haciendo una visita y yo no había quedado con él.



La elevada velocidad que mantuvimos durante las primeras dos horas de ruta, la falta de agua, y un golpe de calor eran los principales argumentos de la monumental "pajara" que me estaba acechando. Me encontraba sin energía, no estaba fatigado  e incluso las pulsaciones se situaban dentro de lo normal, pero las piernas no iban, algo me impedía seguir. Necesitaba parar, llevábamos 70 kms de marcha y apenas había descansado un cuarto de hora. Mi mente me decía "sigue para delante, tu puedes más", pero mi cuerpo dolorido fue más sensato y momentos después decidí hacer un alto. Busqué la sombra de un árbol y me tiré sobre la hierba todo lo estirado que pude, buscando con necesidad un rato de reposo que me pudiera cargar las pilas, al fondo las vistas del alto de Abantos me motivaban para seguir adelante.




Esta ruta había sido diseñada y planificada por Ruteriño para ir preparando el futuro evento del soplao. La idea original era salir de Leganes llegar hasta El Escorial para volver de nuevo a Leganes bordeando el embalse de Valmayor con un total de 134 kms, pero viendo las sensaciones que tenía pensé que lo más prudente sería finalizar mi ruta en El Escorial, con esta premisa en mente volví a montar en la bici después de descansar unos diez minutos. Fue entonces cuando apareció Rute que venía en mi busca, preocupado por si me había sucedido algún percance.



Él me acompañó hasta que llegamos al cruce con la M-505 donde parte de mis compañeros nos estaban esperando. Instantes antes Troton y Jach habían partido para El Escorial, sus compromisos familiares les impedían continuar con la ruta. Sebas y yo hicimos lo propio pero por otros motivos más obvios. Mientras que Pavement, Gonzalo, Rute, Luisma y Alfonso prosiguieron en dirección la Silla de Felipe II continuando con la ruta programada.






Los últimos 7 kms antes de llegar al  El Escorial los realizamos por la  M-505, una carretera con un arcén algo estrecho muy transitada por vehículos, por suerte ninguno de ellos nos puso en apuros. Antes de llegar a Sebas le dio un tirón en los isquiotibiales que nos obligó a detener la marcha por unos instantes. Tuve que sacar el socorrista que llevo dentro y practicarle unos estiramientos que consiguieron neutralizar el dolor. Estos kms son en su mayoría en descenso, lo que me ayudan a ir poco a poco encontrándome algo mejor. Empiezo a notar mis piernas más ligeras, no atadas a diez mil kilos de plomo como antes las sentía. Ya en El Escorial elegimos una terracita para darnos un buen homenaje con jarreo de cervezas y hamburguesas gigantes.



Después en vista de que nuestro estado había mejorado notablemente y teniendo en cuenta el lugar en donde estábamos, nos decidimos a visitar el Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Apenas dos kms de subida que realizamos por una travesía llena de adoquines por la cual iremos ascendiendo por la calle reyes católicos hasta encontrarnos con la monumental construcción. Momento foto y deleite por la cantidad de chicas guapas que vimos alrededor haciendo turismo. Descenso rápido por zona urbana hasta la estación renfe donde tras esperar casi dos horas en el anden vino el tren que nos repatrio a tierras del sur de Madrid.


Luego en casa haciendo balance de la ruta, me asaltaron las dudas. Al final salieron 80 kms, en 5h 20m (tiempo sobre la bici) a una media de 15 km/h. Teniendo en cuenta que se trataba de un ensayo para el futuro evento del soplao, el computo general no había sido muy alentador. Aunque luego después me anime pensando que en mayo me encontraré físicamente mejor, y que desde luego el ritmo con el que había encarado esta ruta en nada se parecerá al que desarrollaré para el soplao. El que no se consuela es porque no quiere.



Lo que más preocupado me deja es la monumental "pajara" que pille dejandome sin energías ni fuerzas para pedalear. Intento buscar explicaciones ante lo sucedido: la velocidad excesiva durante los primeros 40 kms, mi inapropiada vestimenta para un día tan caluroso, la falta de agua durante los últimos 20 kms, la dureza del recorrido con tantos tramos técnicos y las pocas paradas que realizamos. Pero tengo que ser optimista y pensar que son circunstancias que pueden darse en cualquier ruta. Por otro lado el soplao es una marcha de resistencia, donde los participantes tienen 16 horas para completar 164 kms, lo cual creo que me deja margen para afrontarlo con ilusión.

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